El
Perro de montaña de los Pirineos, también conocido en español como
Montaña de los Pirineos y
Gran Pirineo (Great Pyrenees en inglés), es una raza de perro grande y majestuosa, usada tradicionalmente para proteger ganado en los pastos (especialmente ovejas) y como perro guardián. No debe ser confundido con el Mastín del Pirineo
, similar en nombre y características pero que constituye una raza totalmente distinta.
Tamaño y características físicas
Es un perro de tipo moloso,
aunque de rasgos más estilizados y menos redondos de lo habitual en el
tipo. Ésta es una de las mayores razas existentes. Los machos adultos
pesan entre 50 y 60 kg, y suelen medir entre 70 y 80 cm
de altura hasta la cruz. Las hembras son algo más pequeñas, entre 40 y
50 kg de peso y de 65 a 75 cm de altura. Su pelaje es muy grueso, de
color principalmente blanco con manchas grises o de un tono crema en
cara, patas y a veces cuerpo. Solo uno de cada cuatro presenta un pelaje
totalmente blanco.
Raramente supera los 10-11 años de vida.
Otra de sus características diferenciadoras es la presencia de seis
dedos en las patas posteriores en lugar de los cinco habituales, rasgo
supuestamente buscado por los criadores originales para mejorar la
tracción en terrenos nevados.
Origen e historia

Es también una de las razas más antiguas documentadas, empleada durante casi un milenio por los pastores vascos, sobre todo en la zona sur francesa, la ladera norte de losPirineos,
de donde adoptó el nombre. Debido a su tamaño y apostura, ha sido el
perro oficial de la corte francesa hasta la desaparición de la misma
durante la Revolución Francesa.
Hoy día la especie ha excedido con creces su ámbito geográfico habitual, y es especialmente valorada en Australia y los E.U.A. como perro pastor y guardián en grandes extensiones de pastos.
Temperamento

El Gran Pirineo es un perro leal y valiente, excelente guardián y
esforzado protector de todos aquellos a los que considere dentro de su
familia: hay casos documentados de perros de esta raza arremetiendo
contra osos pardos y luchando con ellos hasta la muerte para defender a sus dueños. Son
perros muy independientes, tremendamente pacientes con niños y otros
animales y prácticamente incapaces de causar daño a sus dueños o
cualquiera de sus propiedades. Sin embargo, todo su amor y cuidado puede
convertirse en una feroz determinación cuando se trata de defender
cualquier cosa que considere que se ha puesto a su cargo. Es el perro
guardián por antonomasia, sobre todo contra cualquier tipo de predador o
plaga animal. Por su tamaño, pocos son los que pueden hacerle frente, y
no se asusta prácticamente ante nada.
Sin embargo, no todo son ventajas. Por su tamaño, comen en mucha
mayor cantidad que otras razas. Además tienen tendencia al sobrepeso,
por lo que necesitan mucho ejercicio y largas caminatas; si no se
dispone de un jardín grande o una gran extensión de terreno, los paseos
diarios deben sumar por lo menos una hora.

El Gran Pirineo es, además, un guardián proactivo: en lugar de
quedarse rondando en la zona a vigilar, se dedica a merodear por los
alrededores siguiendo un patrón concéntrico, volviendo de vez en cuando
sobre sus pasos. Es una característica excelente para un perro pastor
que esté solo en medio del campo, porque le permite detectar posibles
peligros mucho antes de que lleguen a una distancia de amenaza. Pero en
cualquier otro entorno, eso significa que no se quedará nunca dentro de
la propiedad, independientemente del espacio que abarque. Sea cual sea
el tamaño del jardín o terreno, tiene que mantenerse completamente
vallado si se quiere mantener dentro al perro.
Además, debe hacerse con vallas adecuadas a su fuerza y tamaño. Las
llamadas "vallas invisibles" mediante ultrasonidos raramente funcionan;
son perros de una gran fortaleza y resistencia. Pronto se acostumbran a
altos niveles de incomodidad e incluso al dolor, con lo que cualquier
barrera que no sea sólida no podrá detener a un Gran Pirineo decidido a
cruzarla.

Por la misma razón, no pueden llevarse nunca por la calle sin correa.
Son perros muy curiosos ante cualquier novedad, de modo que en cuanto
ponen los pies en la calle, si van sueltos, lo más habitual es que
desaparezcan de la vista y regresen a casa al cabo de varias horas, o
incluso días. Lo cual, mezclado con su independencia natural, da pie a
otro problema típico: les cuesta aceptar ordenes. Todos tienen la
inclinación natural a dejarse matar defendiendo a sus dueños de ser
necesario, pero incluso los ejemplares mejor adiestrados tienden a
ignorar cualquier orden que vaya en contra de su propio criterio. Si el
perro, suelto, considera que debe explorar qué hay tras la esquina para
asegurarse de que no hay algún peligro acechando, se encaminará hacia la
misma con un trote decidido mientras su dueño se queda ronco gritándole
que vuelva. Decididamente, no es un perro apto para concursos de
obediencia.

Su carácter precavido puede también provocar incidentes con extraños,
sean personas o animales. Sin ser agresivo, es muy protector. No
permitirá que ningún desconocido entre en su zona o se acerque a algo
que considere bajo su protección. Afortunadamente casi siempre son
progresivos en su reacción. Empezará lanzando ladridos de advertencia,
seguirá con gruñidos cada vez más guturales a medida que se acorte la
distancia, y llegará a las últimas consecuencias solo si el intruso le
ha ignorado hasta entonces, lo que no es fácil teniendo en cuenta la
potencia de su ladrido. Y a pesar de su desconfianza natural, se ha
comprobado que se adaptan a personas "nuevas" con extremada rapidez.
A pesar de su independencia, le gusta recibir atenciones de sus amos,
sobre todo de niños. Muda el pelo con frecuencia, y necesita por lo
menos un cepillado semanal para mantenerlo en buenas condiciones y
evitar dermatitis. El entrenamiento de obediencia y la socialización
son imprescindibles en los cachorros, ya que crecen en tamaño y fuerza
con mucha rapidez. Los malos hábitos, como saltar sobre la gente o tirar
de la correa al pasear, deben ser eliminados cuanto antes.
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